Es impensable el daño que es capaz de hacer una simple mirada, una sonrisa, una palabra... y más aún si viene de ti.
Aunque indudablemente la culpa es mía, puede que lo que presencié aquel contigo no fueron más que imaginaciones...
... Malditos delirios, una vez más...
Como una imbécil, sigo esperando que tu nombre aparezca en la pantalla de mi móvil.
Cuánto tiempo sin pasarme por tu blog :) me gusta mucho tu estilo! Un besito, y ánimo!
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