Sí, somos tal para cual. Somos capaces de ver cosas que los demás jamás verán.

Tic, tac, tic, tac.
Así se esfuman los segundos de nuestra vida, yo sin ti y tú sin mí. Y siento decirte que el tiempo sólo juega en nuestra contra, cada día que pasa estamos más y más lejos el uno del otro.
Tic, tac, tic, tac.
Aunque quizás, debería dejar de lamentarme y esperar, y echarle agallas por una vez en la vida y tomar cartas en el asunto.

La realidad es que...

Hoy he llegado a la conclusión de que, por mucho que haya intentado negármelo, te necesito.

Sí, conseguí olvidarte por muchísimos meses, no te dediqué ni un mínimo pensamiento. Pero, has vuelto, no entiendo el motivo, pero me da igual, únicamente he comprendido que es necesario que acabemos aquello que esa noche de agosto de hace dos veranos quisiste empezar, aunque no del todo. Y quiero que hagas todo aquello que me dijiste aquella noche en la discoteca al oído, porque me da igual lo que piense la gente acerca de nuestra edad, me da igual que me hayas prometido el oro y el moro un millón de veces y después te hayas olvidado de mí, me da igual, me da igual, cualquier contra que me pongan me dará igual, sólo seré capaz de ver los pros.

Porque está claro que no eres ni mucho menos mi media naranja, venimos de dos mundos extremadamente diferentes. Pero sin duda, eres ese segundo gran amor del que hablan.

Desde que te dije que me encantan los hombres con barba, no te has afeitado ;)

Bueno, al fin y al cabo, quizás sólo sean imaginaciones mías... delirios lo llaman...

Sol de enero

No hay nada que me guste más que el sol de enero. Ese sol que tiene la valentía de asomarse entre las nubes después de tantos días de frío y lluvia a arrojar un poquito de luz y calor a nuestras vidas. Y felicidad.
Cuando esto sucede, me gusta irme al césped de algún parque, o mejor, a la ribera del río, tumbarme sobre los codos y levantar la cara al sol para absorver todo su calor.

                              

Es ahí cuando no puedo evitar que una sonrisa se me dibuje en el rostro, aunque haya tenido unos días que nunca le desearía a nadie.
Es ahí también cuando puedo coger ejemplo del sol de enero: él, pese a la adversidades, se atreve a abrirse paso entre el mal tiempo para darnos su luz y calor. Nosotros deberíamos intentar sacar nuestro sol cuando todo a nuestro alrededor nos parezca frío y oscuro, para evitar hundirnos en las tinieblas

Siempre he tenido esa sensación, pero desde hace un tiempo hasta ahora, esa sensación se ha acentuado. Soy propensa a hacerlo todo mal, o mejor dicho, a hacerlo todo al revés.
Me siento absolutamente frustrada, todos mis intentos son en balde, nada me sale de la manera que debiera salir... y para ello tengo gente a mi alrededor que no para de recordármelo.


Me siento perdida, como si me encontrara en una pequeña balsa en medio del óceano, sin  saber qué dirección escoger... y tremendamente sola.


Creo que ha llegado el momento de empezar a perderse para volver a encontrarse.

Te dejé escapar

Últimamente deliro demasiado, más de lo que suelo estar acostumbrada... será porque me haces más falta que nunca, aunque ya he dicho eso otras veces, y sé que siempre me harás más falta que la vez anterior.


Deliro continuamente imaginándote aquí en mi cama, a mi lado, abrazándome bajo las sábanas en estos días tan fríos de enero, mientras yo meto mis pies debajo de los tuyos para poder calentármelos, porque ya conoces mi manía de no ponerme calcetines.


Deliro más aún cuando me imagino hundiendo mi cara en tu pecho y tu inclinas tu cabeza para besarme suavemente en la coronilla y me tarareas la que para mí es la canción de amor más grande que se ha escrito.



¡Ey, despierta! Va siendo hora de bajar de las nubes...

Volviste a mi mente

¡Ey! ¿Qué haces aquí de nuevo? Yo ya te había olvidado, ¿sabes?, dejé de dedicar minutos de mi existencia a pensar en tí...
Y de repente has vuelto a mi mente, ¿por qué?
                                 
                                    

Largo de aquí