Que nos hacen subir tan alto y caer tan
estrepitosamente al mundo real





jueves, 30 de diciembre de 2010

No sé por qué me empeño en decir siempre que estoy así muy bien, sin 'novio', 'libre'...
Quizás para esconder lo que se me remueve dentro cuando veo por la calle tantas parejas y las comparo con lo que podríamos haber sido tú y yo, para esconder lo sola que me siento, sobre todo en estos últimos meses en los que he sentido que no se puede confiar en nadie.

Seguiré mintiéndome, a mí y a los demás... tengo demasiado asumida mi faceta de chica dura...

martes, 28 de diciembre de 2010

Sin duda merezco algo mejor

Eres tan dura como la piedra de mi mechero, me asaltan dudas de si te quiero. Y eres tan fría como el agua que baja libre de la montaña

Levanté la vista de mi vaso y lo miré fijamente a los ojos. Él me mostró esa media sonrisa suya que tanto me gustaba. Pero yo esta vez no se la devolví.

Aprovechando una canción de Melendi, me había descrito a la perfección. Sí, desde que estaba con él, se me había agriado el carácter, mas aún de lo que ya lo tenía. Estar con él me había costado demasiados disgustos, con mis padres, mi familia, mis amigos... y todo para que él me tratase como lo hacía. TODO para NADA.
En ese preciso instante me di cuenta.  Durante todos estos meses yo le había entregado todo el amor que tenía, todo el que jamás entregué a nadie, y sólo había sido para él un simple juguete: cuando me quería, ahí estaba yo; cuando se cansaba sólo tenía que desaparecer durante unos días, sabía que yo seguiría esperándolo. Después de todo, yo no era más que una chiquilla, una niñata.
Y ahora encima, me echaba en cara mi carácter, que no era más que consecuencia suya.
¿Cómo había podido ser yo tan ingenua? Me merecía mucho más.

Continué mirándole a los ojos, el continuó sonriéndome, aunque se dio cuenta de que algo no marchaba bien. Esta vez también yo esbocé una pequeña sonrisa, dejé mi vaso sobre la mesita del bar y me incliné hasta que pude oler su aliento a tabaco. Y siguiendo su juego, le respondí:

Con lo que me cuesta querer sólo a ratos mejor no te quiero, será más barato

Me levanté y me fui, sin volver la vista, mientras las lágrimas se me derramaban por la cara, porque lo que realmente me hubiese gustado decirle hubiese sido le pido al cielo que sepa comprender estos ataques de celos que me entran si yo no te vuelvo a ver, y haberle comido la boca a besos, como todos esos días anteriores.

Aunque pensándolo bien, esa canción también tenía palabras de consuelo para mi: porque el tiempo todo lo cura, porque un clavo saca otro clavo.



viernes, 24 de diciembre de 2010

Caminos


Llega un momento en nuestra vida en el que tenemos que tomar decisiones, elegir caminos. Ese momento a unas personas les llega antes, a otras después, pero estoy segura de que en la mayoría de los casos no estamos preparados para tomar decisiones correctas y que nos lleven a la felicidad, porque no nos percatamos de que esas decisiones probablemente condicionen el resto de nuestra vida.

Nadie nos enseña a tomar decisiones correctamente, de manera que nos hagan felices, por eso mismo nos equivocamos de camino. Pero si nos damos cuenta de nuestro error a tiempo, podemos pararnos a la mitad de ese camino y preguntarnos "¡Eh!, ¿qué estoy haciendo yo por aquí?" y simplemente darnos la vuelta, desandar lo andado, y empezar el camino opuesto. El problema es cuando no nos damos cuenta nunca de que estamos en el camino equivocado o ya es muy tarde para volver atrás.

Yo tengo muchísimo miedo a equivocarme, porque errores como estos, al menos en mi caso, se traducen como años, y no estoy dispuesta a volver atrás, me cueste lo que me cueste, porque sería casi como empezar mi vida de nuevo.

Sí, ahora mismo siento que me he equivocado de camino... Y sólo espero estar equivocada en lo que pienso, y que el tiempo me demuestre que elegí correctamente.

Seguidores